“Lo que tenemos es un arte
satisfecho
con su propia desaparición,
un arte que muestra su capacidad de
desaparecer”
Alain Badiou
Las condiciones
del arte contemporáneo
Hay un jardín en el
olvido. Alguna vez alguien llamó a todo esto “amor”. Y el día se hizo tarde y
la tarde devino en noche, y cuando la noche en penumbras alumbró lo que el sol
alimenta, un perfume exquisito avivó. La nombrabas como esa golosina tan rica,
llena de colores y en cada giro una risa feliz.
Te cabe en una mano la
mano la piedra preciosa, qué afortunado que eres, hallaste entre lilas y rosas.
El rayo de luz primero, que gracias a él descubres el paisaje, alumbra la
naturaleza nuestra, que con sudores y sin quejas procura de sí la vida y la
muerte.
Utilizo la planta para referirme a toda una naturaleza humana capaz de crear lazos afectuosos como también capaz de encontrar dispositivos “x” para que dichos lazos perduren en el tiempo. La flor remitirá a más de un significado en las relaciones amorosas, prevalece una construcción casi popular del elemento flor que acompaña y acerca la lectura a la situación de muerte que pretendo velar. De esta forma la obra se titula Paisaje de amor muerto porque lo que está muerto es el paisaje de amor, la naturaleza que se viene secando.
PAISAJE DE AMOR MUERTO
Instalación efímera
Año 2016
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Premio Prilidiano Pueyrredón 2017Universidad Nacional de las Artes
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Paisaje de amor muerto II - 2019
Proyecto Audiovisual en colaboración con Matías Barreto