Con mi trabajo, pongo en valor ciertos elementos de la naturaleza y traigo a la situación artística la característica propia de la conducta humana de cargar a los objetos de valor simbólico. La constante en esta serie de piezas es la observación minuciosa, el detalle, la lectura que hago de la flora que observo. Manipulo elementos orgánicos, es curioso cómo se rompe la frontera ¿Cuál es la acción propia?
Hay una cuestión cíclica que me interesa destacar, Francisco Luis Bernárdez dijo alguna vez que lo que el árbol tiene de florido vive de lo que tiene sepultado y la primera vez que lo leí me reconocí por completo. Desde ahí que indago en las diferentes formas de lograr el equilibrio entre lo que muere y lo que permanece. Mi materia para trabajar son elementos que voy recolectando, la planta los expulsa porque es su ciclo natural, necesita deshacerse de la hoja amarillenta para ganar fuerza y seguir desarrollándose. Es ahí cuando me motiva esa lógica, quiero resignificar constantemente los pedacitos de vida alistándose para morir, yo los agarro y me los llevo al taller.
Estoy en la continua búsqueda de un lenguaje, decir con pétalos. En la imagen busco la palabra y en la palabra busco la imagen. Trabajo con la arquitectura de la memoria, tesoros del recuerdo que redundantemente me recuerdan los vestigios de vida de lo que aún no muere.
(…) Pétalo mío:
nuestro tiempo no pasará jamás.
PÉTALO SINCERO
Instalación, Universidad Nacional de las Artes, 2018
Instalación, Universidad Nacional de las Artes, 2018
Pétalo nocturno
El jardín me lo llevo a donde quiera
Las piedras
Mesa de trabajo
Floragrafías